Buscando una actividad de relajación frente a los momentos difíciles que dejaba la crisis sanitaria, nació Nativa, un emprendimiento de productos decorativos para el hogar hechos a mano y con la técnica de macramé. Como su nombre lo indica, Nativa busca resaltar la cultura peruana creando piezas con insumos locales y regionales como nuestro algodón, uno de los mejores en el mundo.
La artista y fundadora detrás de este emprendimiento es Isabela Vega Monteza, una comunicadora de 24 años que encontró en el tejido una pasión y distracción. Cuenta que su carrera la ha ayudado mucho a construir la imagen de su marca, a crear y subir contenido de valor en sus redes sociales.
Un escape de la pandemia
Tras pasar por 2 experiencias duras a fines del año pasado, Isabela empezó a buscar una actividad que la ayudase a despejar la mente y vio en las manualidades una oportunidad. Por esas fechas, ella recuerda que estaba mudándose, surgiendo así la necesidad de decorar su nuevo hogar. Luego de buscar ideas en tiendas e internet y pensarlo un poco, decidió hacerlo ella misma.
Cuando terminó con su casa, su familia quedó encantada, sobretodo su mamá, quien la animó a verlo como una oportunidad de negocio. Al principio solo le vendía a sus amigas y conocidos, pero cada vez aparecían más personas interesadas en su trabajo. En enero del 2021, creó sus redes sociales y abrió oficialmente Nativa.
Aún con miedo a fallar, Isabela se lanzó y lo intentó. Su marca fue pionera en productos decorativos de macramé en Chiclayo. Actualmente, tiene casi 700 seguidores en Instagram y su trabajo está presente en muchos hogares a nivel nacional, dándole vida a salas, dormitorios, patios y otros espacios.
Entre las piezas que elabora Isabela se encuentran atrapasueños, tapices, letras bohemias, llaveros, jarrones tribales, separadores de libros, espejos mandala, cojines, entre otros. Y ahora está incursionando en otro tipo de público como son las novias, a través de los souvenirs de bodas.
La inspiración
Isabela tiene claro que su emprendimiento se basa en innovar y, en ese sentido, siempre está pensando en nuevos modelos o diseños que pueda ofrecer. Hasta el momento, uno de sus mayores retos, pero también alegrías ha sido crear las letras bohemias que son piezas tejidas en forma de las letras del abecedario y que acompaña con flores secas. “Pensé que si podía hacer una luna tejida, también una letra. Y a la gente le gusta lo personalizado, así que luego de pruebas y errores, lancé esta nueva idea y fue muy bien acogida”, indica.
Toma como referencias o fuentes de inspiración, imágenes que ve en Pinterest, piezas que ve en su vida cotidiana y las sugerencias o pedidos que le hacen sus clientes, pero un gran componente también es su estilo personal.
En estos 6 meses, Nativa ha dado grandes pasos, pero aún le falta mucho por recorrer. Sobre sus planes a futuro, Isabela quiere hacer de su emprendimiento una empresa grande y un lugar de trabajo para muchas mujeres peruanas. Sueña con incorporar insumos autóctonos a su arte y que este sea parte de la decoración de grandes instituciones. Por último, le gustaría crear Nativa shop, una tienda donde venda material de macramé, ya que en Chiclayo no hay y dictar talleres para mujeres interesadas en esta actividad.
