Corazón de guerrera y mente de empresaria

Por Miguel Angel C

A los 22 años, Gladys Cunguia Rivera alquiló un local de calamina en el mercado y con 500 soles que le brindó la caja municipal compró casetes, pilas y enchufes para venderlos y ganar dinero.

Así, sin darse cuenta, esta joven construía una de las cuatro empresas que hoy en día, 30 años después, son el sustento de su familia.

Cunguia compró alrededor de 15 artículos en Chiclayo y, además de venderlos en su kiosko “Mi Kenia”, en honor al nombre de su hija, también salía a venderlos de casa en casa, recorriendo las calles de Tambogrande, Cruceta y Talara para ofrecerlos por unidad.

Esta mujer, fiel a su espíritu emprendedor y corazón apasionado por su trabajo, estudió Administración de Empresas y, mientras hacía crecer su bazar comenzó a sumergirse en el mundo de los negocios pero, no solo dentro de la universidad sino, también, fuera de esta.

“Compraba mis productos en Lima pero hubo tiempos donde escaseaban, entonces me interesé en saber de dónde es que los traían y cuando me dijeron que eran de Iquique, Chile, lo primero que hice fue viajar allá”, cuenta Gladys.

Es así, que la intrépida empresaria viajó a Chile pero no pudo traer la mercadería pues le pedían crear una empresa para poder proceder con la importación de los productos. 10 años después de haber creado su bazar, ahora llamado Bazar D´Todo, estableció su segundo negocio: Importaciones Glaype.

Al inicio, un amigo suyo la ayudó para poder importar la mercadería. Sin embargo, Gladys no se quedó ahí. “Siempre he pensado en grande e iba descubriendo e indagando en temas”, recalca. De ahí que, decidida en cumplir su objetivo, estudió un diplomado en Comercio Exterior. Aprendió cómo importar sus productos y no depender de alguien más. “Yo manejaba los contactos, compraba la mercancía y las dejaba en un camión que la trasladaba a Lima”, cuenta.

No obstante, ya con tres empresas bajo su mando le surgió a esta emprendedora una nueva oportunidad: un hotel, aunque aún no era eso. “El banco me ofreció una casa en la Urb. Jardín que tenía cuatro habitaciones, la tomé y vi en ella un hotel”, asegura Cunguia.

Gladys añadió dos habitaciones más y con seis habitaciones Hospedaje Ley-Ken empezó a funcionar. A base de publicidad en medios de comunicación y mucho esfuerzo de parte de Gladys Cunguia, a quince días de inaugurar, Hospedaje Ley-Ken dio la bienvenida a su primero cliente. Una empresa extranjera que se dedica a la ingeniería civil y construcción de infraestructuras reservó las seis habitaciones por 14 meses para el servicio de alojamiento, alimentación y lavandería.

Momentos duros

Si bien puede parecer que a Gladys le iba bien en todo lo que se propusiera, no todo es color de rosa. Hace unos años ocurrió lo que nadie imaginaba.

En un accidente falleció el esposo de Gladys y ella quedó, alrededor de ocho meses, postrada en una silla de ruedas. Para alguien acostumbrado a moverse todo el día, manejar clientes, liderar empresas, organizar a sus colaboradores y ser madre de familia, fue difícil sobrellevar ese duro momento.

“La familia nunca debe de faltar sin importar quien seas. Fueron mis hermanas las que me apoyar para salir de esa situación oscura en la que estaba”, continúa la empresaria. Sus hermanas fueron su soporte para traer la mercadería encargada, acompañarla al baño e ir a los negocios para hacer el trabajo que se le imposibilitaba.

Otro momento difícil fue cuando el hijo de Cunguia perdió una pierna en un accidente, pero, aun ni ello detuvo a la emprendedora. ¿El secreto? “Para mí se trata de tener pasión, amar lo que haces”, además, dice que “lo menos importante son las pérdidas económicas. Eso le pasa a cualquier negocio, el valor está en la familia y cuando ocurren tragedias tienes que continuar, no quedarte en el pasado y, por nada del mundo, estancarte”.

Hoy Gladys continúa viendo el presente y visualizando el futuro, creyendo en Dios para empezar en sus próximos proyectos. Además, esta empresaria está en constante actualización desde que inició en el entorno de los negocios.

Recuerda que uno de los primeros libros que leyó fue “Coach para el éxito”, también acude a conferencias y capacitaciones, aprendiendo de las grandes mentes. “Lo que hago cuando voy a las conferencias es acercarme a los grandes hombres de negocios y preguntarles cómo lo hicieron, cómo llegaron al éxito y me inspiro”, asegura.

Hace dos años se capacitó en el curso denominado “DEHAC” (Desarrollo de habilidades de coaching), el mismo en el que se sigue especializando e incluso, aplica lo aprendido en asesoramientos que brinda a emprendedores de Sullana.

Igualmente, esta aguerrida emprendedora ha viajado a México, Lima, Huancayo y Ayacucho para continuar con el aprendizaje. En Huancayo recibe capacitaciones sobre los estados emocionales del ser humano y en Ayacucho tuvo la oportunidad de colocar su staff para mostrar lo aprendido y su experiencia en todos estos años.

En cuanto a sus comercios, Gladys viaja anualmente a China para importar contenedores con variedades de productos dependiendo la temporada. El año pasado importó cerca de 80 variedades y 2 contenedores. Además, Bazar D´Todo, que inició con 15 artículos hoy se abastece con cerca de 300 productos.

Asimismo, para conectar sus empresas, Gladys creó un sistema estratégico en el que Inversiones Ley Ken importa productos de Jibu, China y los vende a Importadora Glaype y al bazar D´Todo, así como a otras empresas en Talara, Piura, Chulucanas, Sechura y Morropón.

Gladys, siempre mirando hacia adelante, planea, en algunos años, lograr la expansión de sus empresas a nivel regional, nacional e internacional.

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