Hace 10, 20 o 30 años atrás nadie se hubiese imaginado que trabajar en internet altamente demandado por las empresas en todo el mundo.
Es así que la realidad actual incluso, desde hace poco más de 5 meses, ha cambiado. El internet y la tecnología ingresaron con más fuerza como intrusos en un hogar cimentado con ladrillos y altas paredes.
Varios estudios concuerdan en que el futuro de las profesiones se determina en cuan capaz puede ser el profesional para reinventarse y adaptarse a nuevas realidades. Casos que inspiran son los más alentadores en tiempos de incertidumbre. Este es el caso del abogado Cesar Augusto Albujar Chunga, dueño de Albujar Asesoría y Consultoría.
Un lugar para trabajar
Cesar Albujar fundó en el 2012 su propio estudio jurídico para poder brindar un servicio excepcional donde primara la parte humana antes que lo profesional. En sus palabras, para él el trabajo de un abogado debe regirse por “el buen servicio y la honestidad”. “Nos diferencia que le anticipamos al cliente cuál va a ser el resultado así hacemos que se sienta satisfecho y confiado”.
Durante estos 8 años de camino con su propio estudio jurídico Cesar pasó de no tener oficina a, posteriormente, hacerse con una en el centro de la ciudad. Hizo de esta un lugar donde pueda estar cómodo todo el día, tanto él como su equipo de trabajo y clientes. No obstante, algo lo sorprendió.
Cada que los clientes y el trabajo del abogado se fueron expandiendo y haciendo más conocido sus clientes llegaban a su casa para que los atienda. Preferían acercarse donde él durante la tarde o noche y fue así que en estos 8 años inauguró una oficina en su propia casa, aunque años después algo más le daría un giro inesperado no solo a su oficina sino también a su profesión.
Marzo de 2020 llegó y puso un alto en la vida de todos a nivel mundial. El dueño de Albujar Asesoría y Consultoría también fue uno de los afectados a quien la pandemia tocó.
“Nos afectó porque no lo esperábamos. Los primeros 45 días fueron de inactividad ante la incertidumbre”. No obstante, la personalidad, constancia y carácter de Albujar Chunga se interpusieron y tomando las medidas de seguridad pertinentes y los asesoramientos en salud debidos el trabajo continuó. “Nos vimos obligados a adaptarnos a la nueva realidad, dura realidad”.
Las videoconferencias, llamadas por whatsapp y las audiencias virtuales se volvieron parte del quehacer diario de este abogado litigante.
Audiencia digital
A inicios de noviembre el abogado litigante se propone un nuevo reto, adecuado a la nueva normalidad: digitalizar su profesión añadiendo una audiencia digital a su espacio de trabajo. “Quería ambientes y equipos que ayuden a superar las deficiencias y nos protejan”, dice Albujar Chunga.
Fue así como digitalizó una profesión tan tradicional como el derecho. Incorporó 3 escritorios con micro cada uno, audífonos para no filtrar ruidos externos, una consola de audio y sonido, cámaras y más.
“Puedo decir que somos los primeros en la región, pero me gustaría que no los únicos es asimilar esta nueva ruta de trabajo”, afirma el abogado. Para él, esta nueva normalidad es una ventaja que ha podido añadir un plus favorecedor y ventajoso a la profesión.
“Con equipos de primera podemos prolongar las audiencias, trasladar a testigos y seguir participando en el proceso, ahorramos tiempo, los familiares observan de ´primera mano el trabajo que realizamos, la distancia ya no es un pretexto e incluso contribuimos al medio ambiente dirigiendo la comunicación a llamadas, correos y whatsapp”, asevera el dueño de Albujar Asesoría y Consultoría.
Así como la actitud y disposición ayudaron a este abogado a seguir, él espera que en un futuro esta profesión siga por el mismo camino y que sean más los que se sumen a dar un paso adelante a la digitalización profesional. En el caso del derecho, Albujar considera introducir al mercado plataformas propias para la profesión. De esta manera los procesos se agilizarían. También, cree conveniente avanzar con una mesa de partes electrónica y brindar seguridad con la que las redes sociales podrían no ser un riesgo para manipular información.
