Las estudiantes de Administración de Empresas, Arantza Palma Cevasco y Daniela Saavedra Oyola, con apenas 20 años son las creadoras de Arena.spring, emprendimiento enfocado en la venta de ropa de mujer.
“Ofrecemos distintos modelos de prendas como blusas, faldas, enterizos o jeans que se encuentren en tendencia y con las que nuestras clientas se sientan a gusto”, puntualiza Saavedra.
Esa una noche hicieron un zoom y al día siguiente ya tenían logo, bolsas, stickers y solo faltaba que llegue la mercadería.
La idea se gestó en plena pandemia del 2020, cuando Arantza se lo comentó a Daniela y, sin pensarlo mucho, esta última aceptó, sabiendo los retos que implicaban el entrar a un mundo desconocido para ambas.
“Esa misma noche hicimos un zoom y al día siguiente ya teníamos logo, bolsas, stickers y solo faltaba que nos llegue la mercadería”, recuerda Saavedra Oyola.
Entre ambas se dividen las tareas como contestar mensajes de clientas, hacer fotos, empacar pedidos y hacer los deliverys.
Fue así como un El 7 de agosto del 2020 Arena.spring arrancó. “Pese a que en un inicio sentíamos mucho miedo porque éramos nuevas emprendiendo y en este rubro. Y no sabíamos cómo crear una conexión con los clientes, nos lanzamos para aprender”, cuenta una de las emprendedoras.
Entre ambas se dividen las tareas como contestar mensajes de clientas, hacer fotos, empacar pedidos y hacer los deliverys.
El recibimiento fue muy bueno desde el primer día. Todas quedaron satisfechas con las prendas e, incluso, promocionaban la página de Arena.spring en sus redes sociales. Eso fue lo que hizo que más gente conozca el emprendimiento.
“Gracias a las recomendaciones de las clientas más gente nos contactó y empezó a seguir nuestra página. Estamos muy agradecidas con todo el apoyo que recibimos”, dice Daniela.
El primer día de ventas todas quedaron satisfechas con las prendas e, incluso, promocionaban la página de Arena.spring en sus redes sociales.
No obstante, la pandemia no puedo quedarse de lado y, admiten, que provocó una de sus más grandes dificultades. Las entregas fueron todo un reto pues las emprendedoras temían al contagio y por ese motivo es que no recibían dinero en efectivo. Eso, a veces, resultaba incómodo porque las limitaba de cara al cliente.
Otra dificultad que se presentó es que, dado que se les hacía imposible viajar, no podían ver las telas en persona y tocarlas. Todo era a través de una pantalla, con lo que las socias se arriesgaban al confiar en la proveedora.
Al día de hoy las dificultades se fueron solucionando gracias a mucho trabajo y esfuerzo. Estos también hicieron que las mismas clientas se den cuenta del valor que aporta la marca y las diferencias que ofrece con respecto a otras empresas o emprendimientos.
Otro punto importante es que las prendas son edición limitada, por lo que una vez que el stock de termina las prendas ya no regresan.
“Nosotras entregamos pedidos todos los días, incluso, hay días en los que las entregas son inmediatas”, remarcan.
Otro punto diferenciador es que se toman el tiempo para interactuar con las clientas al momento de elegir una prenda, es decir, no se enfocan solo en realizar la venta, sino que también toman muy en cuenta asesorar al cliente para generar confianza y una muy buena experiencia de compra.
Cabe resaltar que “la calidad de nuestras prendas es A1, siempre tratamos de ofrecer lo mejor en nuestras telas”, aseguran.
Otro punto importante es que las prendas son edición limitada, por lo que una vez que el stock de termina las prendas ya no regresan. Las emprendedoras siempre procuran sacar nuevas colecciones.
Al día de hoy las ventas semanales pueden ser de 30 a 40 pedidos, varía dependiendo la cantidad de las prendas en stock. En cuanto a planes futuros, esperan expandirse en Piura para trabajar con más personas en una tienda física. En algunos años más piensan abrir sucursales en otras ciudades del Perú.
