La tecnología es un aliado cuando se trata de solucionar un problema o una necesidad. Marco Rabanal advirtió esto durante la pandemia cuando comenzó a utilizar un dron para fumigar la tierra. Aquello de pronto llamó la atención del joven y de su cuñado, quienes vieron una oportunidad para comenzar un negocio que traería beneficios a los cultivos de Piura. Así nace Fumigron, el servicio de fumigación aéreo.
La idea del negocio no surgió de la nada. La idea tuvo su origen durante la pandemia. En aquellos primeros meses trabajaba en la empresa de su padre, que se dedica a la producción de semillas certificadas. Allí pudo observar que el trabajo se dificultaba porque ya no tenían la misma cantidad de trabajadores como en los años pasados. Debido a eso, fumigar el sembrío parecía ya una tarea que demandaba mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Decidieron entonces que era momento de innovar.
El dron o drone es un pequeño vehículo aéreo que permite un trabajo de fumigación más eficaz, cosa que no sucede con el uso de mochilas. Porque los drones pueden llegar a rincones que antes parecían difíciles de acceder. Además, es seguro y no demanda mucho tiempo. Solo se necesitan 20 litros de agua, preparar la mezcla y ya se consigue fumigar una hectárea en media hora. Esto demuestra cómo se reduce el tiempo de trabajo, un tiempo que el agricultor puede dedicar a otras actividades.
El uso del dron en la empresa del padre fue una gran oportunidad porque de inmediato despertó la curiosidad de los otros agricultores. Aquellos hombres contemplaban atónitos y en silencio ese nuevo método de fumigación. Sus ojos no se despegaban del aparato como si esperasen confirmar algo que nacía en su interior. Y una tarde, sostiene Marco, alguien se acercó para solicitar el servicio de fumigación. Ese llamado, podemos asegurar, ocasionó lo que ahora conocemos como Fumigrón.
Esta joven empresa es el futuro de la fumigación agrícola en la región norte del país. Su trabajo organizado y de calidad —sello de la marca— lo demuestra. Y cada reto, que ellos afrontan, saben que pueden superarlo con su ingenio y su inagotable energía.
Marco estudia en Lima. Él reconoce que no es sencillo manejar la empresa a distancia. A veces pueden ocurrir algunas dificultades para agendar las solicitudes o escoger el transporte. Pero él trata de aprender de eso. No se hunde con facilidad. Además, cuenta con el apoyo de su familia y en especial de su cuñado, su socio. Gracias a ellos, él puede pensar que siempre hay algo más adelante, esperándolo, siempre esperándolo… Y un buen día verá que su sacrificio no ha sido en vano.
—Soy joven y quiero intentarlo.
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