Una reflexión sobre la salud mental a través del arte

Por Jonathan

Fresia Luis (30) encontró en el arte una forma de incentivar a la reflexión sobre la salud mental, tema que hasta hace algunos años era un tabú. A través de los productos que ofrece, pero sobre todo del mensaje que transmite en sus redes sociales, ha logrado conectar con las personas y formar una comunidad.

En esta entrevista nos cuenta un poco sobre sus inicios pintando caras en cumpleaños, el propósito de su marca, el impacto que tuvo la pandemia en ella y sus metas a corto y largo plazo.

Primeros contactos con el arte

Fresia nos relata que su gusto por el arte lo adquirió en la escuela inicial o primaria. Posiblemente una herencia de su madre, una amante de las manualidades.

Durante el tiempo que estudió Psicología en la universidad, se alejó del arte. Sin embargo, años más tarde se reencontró con él y no lo volvió a soltar.

En el 2014 tuvo su primera experiencia laboral como psicóloga en el área de Recursos Humanos de un supermercado en Sullana (Piura), su lugar de residencia. Uno de sus primeros y principales retos fue buscar maneras de atraer personas a la tienda. Entre tantas ideas, propuso ofrecer el servicio del pintado de caras para niños. Grande fue su sorpresa cuando se enteró que ella misma sería la artista.

Sin saber de técnicas, tipos de pinceles y pinturas, Fresia se adentró al mundo artístico con rostros pequeños como lienzos. A raíz de su buen desempeño, las madres le empezaron a pedir su número para contratarla en cumpleaños.

Así se la pasó unos meses. Por ese entonces también se inició en la pintada de murales o paredes, después pasó a los polos y cuadros de madera y así poco a poco fue construyendo su marca.

Conexión con las mandalas

El día que presentó su carta de renuncia en su trabajo, fue el día que descubrió las mandalas. Apenas las vio por la vitrina de una librería hace 6 años, algo se movió dentro de ella. Lo primero que le llamó la atención fue que eran muy similares a las flores que ella dibujaba de niña. Ya en su casa, se dedicó a investigar más y terminó por enamorarse.

“Encontré que tienen un uso diferente en otras culturas. Sirven como una técnica para que las personas puedan encontrarse consigo mismas. Cada nivel de pétalos tiene un significado, mientras más complejo sea, más experiencias has vivido”, indica Fresia. Se dio cuenta de que los días pesados o con momentos conflictivos, hacía mandalas más cargadas. Así encontró la conexión con su carrera.

Desde ese momento, todos sus trazos tienen mandalas como protagonistas. Durante los 2 años siguientes (2017 y 2018) continuó creando, a la par que ejercía su carrera de forma independiente, atendiendo pacientes o brindando asesorías.

Mandalas

Si algo tenía muy claro Fresia era que su arte es su prioridad. Por ello, buscó un trabajo con mejor paga para financiar su marca. Lo halló en el rubro minero y pudo empezar a ahorrar para implementar su taller, industrializar sus productos y comprar una herramienta digital para hacer sus dibujos desde ahí.

Impacto de la pandemia

Desde la pandemia, Fresia comenta que su arte dio un giro de 360°. En su trabajo, tuvo un acercamiento en el ámbito clínico, brindando soporte psicológico a los empleados. Encontró que, mediante su arte, podía ayudar a las personas.

Esto se volvió relevante porque según el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del Ministerio de Salud (Minsa), el 52.2 % de la población de Lima Metropolitana únicamente, empezó a sufrir estrés moderado a severo, causado principalmente por los problemas de salud, económicos o familiares, como consecuencia de la COVID-19.

Fresia explica que antes creaba con un propósito artístico. A raíz de la cuarentena, el contenido de sus redes cambió.

“Ahora publico arte de la mano de un mensaje que motive, inspire o incentive a la reflexión sobre la salud mental… Todos los productos están enfocados en ello”.

El impacto de la pandemia también se ve reflejado en los productos que ofrece, pues la mayoría son de oficina pensando en el teletrabajo. Agendas, planners, cartucheras, mousepads, llaveros y polos son solo algunos.

Cartucheras - Fresia Luis

A la fecha ha logrado posicionar su trabajo en Sullana y Piura. Ha fidelizado tan bien a sus clientes que le compran cada producto nuevo que lanza sin importar el precio.

Mirando hacia atrás, Fresia afirma que ha evolucionado mucho. Empezó sin saber nada de los pinceles. Hoy en día no solo lo ha dominado, sino que innovó en nuevas herramientas como es el caso de la digital.

“Antes compraba polos básicos en el mercado y los pintaba a mano. Ahora produzco al por mayor. En cuanto a ventas, antes hacía productos solo a pedidos y ahora hago 200 o 300 polos, por ejemplo. Empecé pintando caritas en la plaza de armas de Sullana y ahora pagan para que mis piezas lleguen hasta Ancash, Iquitos, etc.”, reflexiona.

Y en el ámbito personal no se queda atrás. Dejó su timidez y desarrolló la habilidad de hablar frente al público. Si alguien se le acerca y le pide que dé una charla frente a mil personas o hable frente a una cámara, no hay un pero que la detenga.

Su crecimiento ha sido tan notorio que se puede ver con tan solo mirar los números de Instagram. No ha sido fácil, pero ya está cerca de llegar a los 20 mil seguidores. Y cumplió uno de sus sueños, ver algo creado por ella en ese escaparate donde años atrás se enamoró perdidamente de un libro sobre mandalas.

Esta historia que comenzó en el 2015, tiene para rato, según su artífice. A corto plazo su objetivo es lograr que su arte se venda en todo el Perú. Actualmente, se encuentra buscando alianzas con tiendas que puedan servir como puntos de venta. Y, a largo plazo, quiere encontrar un punto medio entre el arte y la psicología para seguir ayudando a las personas.

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