Productos Agrícolas del Alto Piura: Emprender para cuidar la alimentación de todos los piuranos

Por Roxana Vasquez Palacios

El columnista de opinión diario el Tiempo y docente universitario Adrián Colomer Winter es uno de los socios de Productos Agrícolas del Alto Piura. Los otros son Jorge Luís Palacios Calle, Víctor Alberto Jiménez Alvarado y Luiggi Bruno Castillo Chung; un equipo de Chulucanas que poco a poco van materializando sus sueños.

Productos Agrícolas del Alto Piura ofrece una paleta de oferta diversificada de superalimentos de la región Piura en donde se pone especial énfasis en la Algarrovita y Fruteando (pasta de fruta deshidratada de mango, papaya, piña y fresa), con los cuales se busca proporcionar beneficios funcionales en la nutrición y alimentación del consumidor; entretanto apoya a la aceleración del metabolismo, a la quema de la grasa, a la regulación de las hormonas del hambre.

“Buscamos ser un aliado para frenar la desnutrición por un lado y disminuir el sobrepeso por el otro”, explica Colomer.

Es así que, en este emprendimiento conectan la actividad académica con el empresarial entorno a procesos de I+D+I para desarrollar métodos mejorados de producción en el campo de la seguridad alimentaria.

Ejemplo claro como ciertas enzimas aplicadas con estandarización tecnológica inhabilitan a los precursores de la acrilamida en la algarrobina y permiten tener un producto minimamente procesado y de mayor calidad.

El emprendimiento inicia en el 2018 con la distribución de mango para IQF,  pero rápidamente los emprendimientos se dieron cuenta que la competencia  y  la oferta estaba muy saturada por una evolución de la demanda irregular que no justificaba la inversión en el sector.

Se desarrollan productos de cuarta gama mínimamente procesados y con mucho valor agregado: polvo de algarroba Algarrovita y pasta de fruta deshidratada

“Uno de los puntos fundamentales en el negocio del mango nacional es que se desenvuelve en condiciones de mucha informalidad y sin garantías de innocuidad; los precios  del mango por kilo variaban cada semana sin poder negociar al estilo de  contratos forward para mantener un precio estable independientemente de la volatilidad”, asegura el docente.

Lo mencionado es lo que los motivó a migrar al desarrollo de productos de cuarta gama mínimamente procesados y con mucho valor agregado: polvo de algarroba Algarrovita y pasta de fruta deshidratada.

A finales de diciembre del 2017  oficializaron el negocio ante notaría y a inicios de 2018 negociaron el primer envío de 30  toneladas de mango IQF  a la empresa Procesadora Perú en la temporada de cosecha en enero. Esta fue su primera experiencia palpable y con retorno de inversión.

En este emprendimiento conectan la actividad académica con el empresarial entorno a procesos de I+D+I para desarrollar métodos mejorados de producción en el campo de la seguridad alimentaria.

En los inicios contaban con 4 personas y se encontraban en una situación de ni pensar que podían producir y comercializar alimentos con valor agregado.

“Nos enfrentamos a un mercado muy informal sin unas reglas de juego claras donde el margen de utilidad era muy bajo. Eso nos abrió la mirada para migrar a la agroindustria y al campo de la seguridad alimentaria”, expresa Colomer.

El primer cliente fue un atleta que  ganó el maratón de fin de año que organiza el diario el Tiempo. Dijo a los dueños de Productos Agrícolas del Alto Piura que se cansó menos y rindió más durante la actividad competitiva.

Sobre las dificultades que más supusieron un reto estuvieron el escoger el mercado oportuno, en el momento adecuado, con los aliados clave y los productos precisos.

“Cuesta validar la calidad de un  nuevo alimento cuando compites con otros productos que están en el lovemarker del mercado”, admite el docente.

En el 2019 empezaron a crecer, justo cuando sacaron Algarrovita y lo promocionaban en gimnasios, congresos de seguridad alimentaria, plataformas de venta digitales (Kero Mart)  y en ferias agroindustriales itinerantes

Por lo expuesto el reto estuvo en validar científicamente cómo los micronutrientes del polvo de algarroba logran los objetivos específicos de cada consumidor, y recopilar esos testimonios vivenciales en un  social media branding que les permita acelerar el reconocimiento en el mercado.

No obstante, en el 2019 empezaron a crecer, justo cuando sacaron Algarrovita y lo promocionaban en gimnasios, congresos de seguridad alimentaria, plataformas de venta digitales (Kero Mart)  y en ferias agroindustriales itinerantes.

Durante la pandemia se paralizó temporalmente la entrada de nuevos clientes, pero desde que se reanudaron las actividades comerciales tienen un promedio de 10 a 15 clientes mensuales.

Para ellos, su éxito se debe a sus factores diferenciadores, los cuales son principalmente dos: el seguimiento pos venta personalizado  al cliente, es decir, la evolución  holística que está teniendo  con la Algarrovita y fruteando a nivel fisiológico,  metabólico, mental y físico.

El primer cliente fue un atleta que  ganó el maratón de fin de año que organiza el diario el Tiempo. Dijo a los dueños de Productos Agrícolas del Alto Piura que se cansó menos y rindió más durante la actividad competitiva. 

El otro punto que los diferencia es que brindan un consumo informado, basado en una rigurosa validación científica de los micronutrientes.

“Queremos brindar la dosis exacta que necesita la persona según sus variables antropométricas  y gasto energético. Ni más ni menos, según lo que necesite el metabolismo basal para cubrir el día a día”, aclaran.

En un futuro esperan ampliar su portafolio de superfoods con certificaciones orgánicas que les permitan internacionalizarlos. También, patentar la acrilamida en la algarrobina  como parámetro de calidad e inocuidad en la norma técnica peruana a través de la estandarización tecnológica de su método  enzimático y concentrado al vacío.

 

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