Distribuidora RIGAZ: El emprendimiento que empezó con 100 soles y hoy abastece a Sullana

Por Roxana Vasquez Palacios

El estudiante de Contabilidad de 23 años Renzo Gabriel Abad Zapata es, a su corta edad, el dueño de Distribuidora RIGAZ, nombre que puso uniendo las letras de su nombre (Renzo Y Gabriel Abad Zapata).

“La i la puse como conjugación, además que el nombre ya estaba pensado porque desde que llevé el primer ciclo de mi carrera de Contabilidad le puse así a un proyecto por lo que no quise cambiarlo”, afirma el emprendedor.

En Distribuidora RIGAZ ofrecen agua embotellada, es decir, Abad la compro en la planta de agua y las revende para sacar un margen de ganancia. El estudiante de Contabilidad recuerda que si bien siempre supo que quería crear su propia empresa no tenía en claro qué producto ofrecer.

“Quería algo que sea indispensable para las personas y que siempre lo requieran”, asegura. Así, una tarde en la que se encontraba conversando con un amigo este le dijo que podría empezar a repartir agua.

En Distribuidora RIGAZ ofrecen agua embotellada, es decir, Abad la compro en la planta de agua y las revende para sacar un margen de ganancia.

Al 2018 Abad y su madre tenía una mototaxi que compraron para iniciar una fuente de ingresos usando este transporte. No obstante, las cosas no salieron como se planearon y la mototaxi quedó estancada.

“Para Navidad estábamos pasando una crisis financiera, le dije a mi mamá que no quería ningún regalo por lo que me dio 100 soles. Con ese capital fui donde mi amigo, quien tenía su propia planta de agua. Me vendió 5 envases y usé la mototaxi para distribuir”, recuerda Abad.

Los inicios, como suelen serlo, fueron duros pues Abad solía repartir agua de su amigo, pero hubo veces en las que él mismo debía repartir porque hacía promociones a sus amigos, quienes tenían papás con negocios.

Así,  los 6 primeros meses repartía un bidón cada 4 días, aproximadamente, e incluso era al mismo cliente a quien le repartía porque era época de calor y la demanda subió.

Los inicios, como suelen serlo, fueron duros pues Abad solía repartir agua de su amigo, pero hubo veces en las que él mismo debía repartir porque hacía promociones a sus amigos, quienes tenían papás con negocios.

A su vez, sus primeros clientes fueron amigos que tenían su propia tienda. También amigos de su mamá que se animaron a cambiar de distribuidor. Además, su amigo, quien lo apoyo con el comiendo del negocio, solía recurrir al estudiante de Contabilidad para apoyarlo porque recibía muchos pedidos y no siempre podía con todos.

En este escenario ocurrió una de las principales dificultades que tuvo que superar, la cual fue el lidiar con gastos cuando las ganancias no eran las suficientes. El apalancamiento también fue un problema ya que por su edad no le quería ceder préstamos y el capital para adquirir bidones era limitado.

No obstante, con mucho esfuerzo y dedicación el negocio comenzó a crecer, exactamente en febrero, en  plena época de verano piurano. “Amigos a los que les había mencionado y que no consumían agua comenzaron a hacerlo”, manifiesta Abad.

Así, de tener 10 clientes que le hacían pedidos, aproximadamente, 2 veces al mes ahora ya cuenta con un distribuidor al cual abastece en una zona de Sullana; también distribuye a  empresas y a quienes antes les dejaba un agua ahora les deja de 3 a más bidones. “Tengo algo de 50 clientes aproximadamente”, asegura el emprendedor.

Los 6 primeros meses repartía un bidón cada 4 días, aproximadamente, e incluso era al mismo cliente a quien le repartía porque era época de calor y la demanda subió.

En un futuro espera repartir, además de agua en bidón, golosinas, productos de primera necesidad como arroz azúcar aceite, entre otros.

A otros que se inspiren en su historia Abad les recomienda tener mucha paciencia, sobre todo el primer año, cuando el negocio debe ajustarse porque las ganancias se tienen que reinvertir y para dar buenos frutos. “Además que no toda deuda es mala siempre, pues ayuda cuando se trata de inversiones”, finaliza.

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